Neko

domingo, febrero 25, 2007

BITACORA DEL CAPITAN... DIA 74

Quería ver el lugar que había sido habitado por primera vez en toda la región, el sitio en donde se fundo la primera civilización que llego a florecer aquí. Rodee Tenochtitlan hacia el norte y luego al sureste, permaneciendo en tierra firme, y por fin llegue a la antigua ciudad de TEOTIHUACAN, El Lugar En Donde Los Dioses Se Reunieron.


No se sabe cuantos cientos de cientos de años ha permanecido en ese silencio soñador. Solo quedan ruinas en Teotihuacan, aunque estas son majestuosas, y ha estado así durante toda la historia escrita que se ha podido recordar de todos los pueblos que habitan esta región. El pavimento de sus anchas avenidas hace mucho que quedo enterrado bajo la hierba y el polvo, y de sus templos no quedan más que las bases de sus cimientos.


Sus pirámides todavía levantan sus cumbres sobre la tierra, pero sus puntas están achatadas, sus líneas y sus ángulos se han suavizado y desmoronado bajo la presión de los años y de los elementos. Los colores que brillaron alguna vez en esa ciudad, se han perdido; el resplandor del yeso blanco, el fulgor de oro batido, la brillantez de las múltiples pinturas e inscripciones, y solo quedan las grises piedras de sus construcciones.



De acuerdo con la tradición mexica, la ciudad fue construida por los dioses para reunirse allí mientras hacían sus planes para crear el resto del mundo, y por eso le dábamos ese nombre. Pero según la teoría del anciano Señor Maestro de Historia de Texcoco, esa leyenda era solo una idea romántica y errónea, ya que la ciudad había sido construida por hombres. Aun así, sigue siendo asombrosa, pues sus moradores fueron los ya desaparecidos tolteca y esos maestros artesanos hacían construcciones maravillosas.



Como yo vi Teotihuacan por primera vez -en un atardecer lleno de un colorido singular, con su pirámide levantándose sobre la tierra llana y el sol cubierto con una nueva capa de oro rojo, destacándose luminoso contra el púrpura de las montañas distantes, bajo el azul profundo del cielo- era algo tan maravilloso que uno podría creer que en verdad la ciudad fue construida por los dioses, o si fue hecha por hombres estos se asemejaban a los dioses.



Entre a la ciudad por el ángulo norte y dirigí mis pasos entre los bloques de piedras caídas que estaban tiradas alrededor de la base de la pirámide que según nuestros sabios mexica había sido dedicada a la luna. Esa pirámide había perdido como una tercera parte de su altura, su cima ya se había desgastado, y sus escaleras ascienden a través de un sinfín de piedras sueltas. La Pirámide de la luna esta rodeada de columnas, caídas o en pie, y paredes cuyos edificios debieron de haber sido de dos o tres pisos de altura. A uno de esos edificios lo llamamos el Palacio de las Mariposas, por la abundancia de esas alegres criaturas pintadas en los muros interiores, todavía visibles.



Sin embargo, no me detuve allí. Camine hacia el sur por la avenida principal de la ciudad, que es tan larga y ancha como un valle de buen tamaño, aunque muy bien nivelada. La llamamos In Micoaotli, o sea la Avenida de los Muertos y, aunque esta llena de hierbas por donde se arrastran las víboras y los conejos saltan, aun permite un paseo agradable. Tiene la longitud de una larga-carrera y esta bordeada a ambos lados por las ruinas de templos hasta que uno llega al centro. Allí la hilera de templos a mano izquierda se interrumpe para dejar lugar a la increíble e inmensa masa del icap tlanacali que nuestros hombres sabios decidieron que era la Pirámide del Sol.



Si digo que toda la ciudad de Teotihuacan es impresionante, pero la Pirámide del Sol hace que todo lo demás parezca insignificante, tal vez así tendrán una idea de su tamaño y de su majestuosidad. En todas sus dimensiones, fácilmente es casi el doble de grande de la Gran Pirámide de Tenochtitlan, y jamás he visto otra tan grande. Es mas, nadie sabe realmente el verdadero tamaño de la Gran Pirámide del Sol, porque gran parte de su base esta bajo la tierra depositada por el viento y la lluvia durante las edades desde que Teotihuacan fue abandonada. Pero lo que es visible y se puede medir, es impresionante. A nivel del suelo, cada uno de sus cuatro lados mide unos doscientos treinta pasos de esquina a esquina, y la construcción sube a la altura de unas veinte casas de tamaño regular, puestas una sobre otra.



La superficie total de la Pirámide es tosca y desigual, porque las tablas lisas de pizarra con las que se recubría, ya se han aflojado de los remaches de piedra que alguna vez las sostuvieron. Y mucho antes que esas pizarras cayeran para convertirse en una mezcla de cascajo en el suelo, me imagino que ya se les había caído su capa de yeso blanco así como los colores de su pintura. La estructura se divide en cuatro niveles y cada uno de estos se inclinan hacia arriba en diferentes ángulos que no están colocados así por una razón lógica, excepto que ese diseño sutil engaña la vista y produce un efecto de grandeza mayor de las que tiene el edificio en realidad. Por lo tanto, hay tres terrazas anchas alrededor de los cuatro lados, y hasta arriba hay una plataforma cuadrada sobre la cual debió de haber en alguna época un templo. Pero creo que seria un templo muy pequeño y poco adecuado para las ceremonias de sacrificio humano. Las escaleras que subían por el frente de la pirámide, ahora están en tan malas condiciones que los escalones casi no se distinguen.



La Pirámide del Sol da hacia el occidente, hacia el ocaso, y su frente flameaba como oro cuando llegue a el, pero en esos momentos las sombras alargadas de los demás templos, del otro lado de la avenida, empezaron a arrastrarse frente de esa pirámide y parecían unos dientes rotos queriendo morderla. Rápidamente empecé a subir lo que quedaban de los escalones, manteniéndome en la luz del sol durante toda la subida, justamente arriba y enfrente de los dientes de la sombra.



Llegue a la plataforma de la cima en el mismo momento que el ultimo rayo de sol dejo la pirámide, y me senté cansado, recuperando el aliento. Una mariposa nocturna subió volando de algún lugar y se poso cerca de mi en mi en la plataforma, era una mariposa negra muy grande y movía sus alas delicadamente como si también estuviera recobrando el aliento después de la subida.



Para entonces, el crepúsculo caía sobre todo Teotihuacan y un poco después una neblina pálida comenzó a levantarse del suelo. La pirámide donde me había sentido, a pesar de su grandeza y tamaño, parecía flotar sobre la tierra. La ciudad que había estado resplandeciendo bajo los rojos y amarillos, se oscureció bajo azul y plata. Todo estaba somnoliento y apacible. Se notaba su antigüedad. Se veía más vieja que el tiempo, pero tan sólida que se sostendría así hasta cuando todos los tiempos se hayan ido.



Observaba la ciudad de punta a punta, a esa altura era posible usando mi topacio y podía ver los numerosos hoyos y cavidades en la tierra llena de hierbas que se extendía a lo lejos, a ambos lados de la Avenida de los Muertos; lugares en donde antes se habían encontrado mas habitaciones que en Tenochtitlan.



Me gire en la plataforma para mirar hacia el este y ver el ascenso temprano de la luna. Era luna llena y esta era tan perfectamente redonda y benignamente bella como la piedra de Coyolxauqui en Aztlan. Cuando se encontró bien situada sobre los perfiles ondulantes de las montañas distantes, volví la vista para mirar Teotihuacan, bañada en su luz. La suave brisa de la noche había despejado la neblina del suelo, y muchos de los edificios se veían bien delineados, hasta el más mínimo detalle por la luz azul-blanca de la luna, y proyectaban sobre el suelo azul, sombras tan negras como la muerte.



Casi todos los caminos y los días de mi vida habían estado plenos y llenos de sucesos, sin muchos intervalos de ocio, y esperaba que siguieran siendo así hasta el final. Sin embargo, me senté allí lleno de serenidad y fue como un tesoro para mí que incluso me motivo a componer un poema, el único que compuse en toda mi vida llena de acontecimientos o de historias; fue inspirado solamente por la belleza de la luz de la luna, por el silencio y la tranquilidad del lugar y el tiempo.



Cuando había compuesto mi poema mentalmente, me pare erguido sobre esa imponente Pirámide del Sol y recite el poema, en voz alta, a la ciudad vacía:



Una vez, cuando nada era más que noche,

se reunieron en tiempos ya olvidados

todos los dioses más grandes, poderosos

para crear el amanecer del día y de la noche,

acá… en Teotihuacan.




*Fragmento del libro AZTECA de Gary Jennings.




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No pienso escribir en estos momentos sobre Azteca, le dedicare un post completo después. Teotihuacan esta ubicada al noreste de la Ciudad de México; en el estado de México. Algunos de ustedes conocen esta ciudad y tal vez encuentren un gran valor en ella y para quienes no la conocen les recomiendo venir a pasearse por Teotihuacan. Les dejo algunas fotos de El Lugar En Donde Los Dioses Se Reunieron.


vista aerea de teotihuacan


izquierda piramide del sol, derecha piramide de la luna y al centro la avenida de los muertos


piramide de la luna


piramide de la luna


piramide de la luna otra vez


piramide del sol


piramide del sol vista trasera


piramide del sol vista desde la plaza de la piramide de la luna


piramide del sol con visitentes






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Blogger Reiki ES MI PALERO FAVORITO

Ya te dije como le hice para chutarme este post. Lo curioso es que lo lei en la mañana y en la tarde, a la hora de la comida, me toco leer justo las mismas hojas. Senti como deja vuh...

6:26 p.m., marzo 02, 2007  

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